El maestro psicologo

Hace aproximadamente 20 años la psicología no tenia gran relevancia para el buen desarrollo de nuestra práctica docente, es decir la mayoría de los maestros no consideraba importante el tener conocimientos en este ámbito, la detección de los problemas de tipo psicológico o incluso neurológico (TDAH, HIPERACTIVIDAD ETC.) no existían en el argot docente, es más esos niños eran tratados como si fueran delincuentes, pues se decía que solo eran unos flojos y no se les atendía como era debido.
Por ignorancia y por falta de instituciones especializadas, fueron creciendo, y siguieron enfrentándose a una cantidad de dificultades en su aprendizaje, y así llegaron a la adultez, muchos con gran rezago en su preparación académica y de esa manera se adentraron en el mundo laboral logrando salir adelante (algunos) de forma estoica.
En la actualidad a los maestros se nos exige de una forma u otra que tengamos preparación para descubrir, incluso diagnosticar a niños con estas necesidades; lo que ha llevado a que en la actualidad haya una mayor cantidad de alumnos “que según nosotros tienen problemas de aprendizaje”, si bien antes se ignoraba el problema y se responsabilizaba al alumno de su mala disciplina y falta de trabajo, hoy en día a cualquier señal de estos problemas aunque sea mínima, ya los estamos mandando a una valoración, o peor aún, los diagnosticamos de manera tan fácil da miedo.
Nos hemos hecho tan cómodos que no queremos trabajar con estos alumnos pues se sabe que requiere más esfuerzo y uso de técnicas, de dinámicas en nuestra clase, de paciencia etc.
No está en los maestros la responsabilidad de diagnosticar problemas de tipo psicopedagógico, sino de hacer una crítica a nuestra forma de dar clase y de pensar y crear nuevas formas que atraigan la atención de nuestros alumnos, de entender que muchas veces el problema no es de ellos sino de nuestra forma monótona de impartir clase.